NUESTROS BEBÉS
RECIÉN NACIDOS
Frecuentemente el ser humano ha asumido prejuiciosamente que las personas con condiciones genéticas inusuales, simplemente no están capacitadas para desenvolverse con autonomía dentro de la sociedad, es más, uno de los temores comunes al momento de concebir un hijo, es la probabilidad de que en nuestra descendencia esté presente una anomalía genética, tal es el recelo, que muchos de nosotros no sabemos cómo comportarnos ante la presencia de una persona con discapacidad, como si ello fuese contagioso, algunos adoptan un comportamiento displicente y en el mejor de los casos interactuamos con ellos asumiendo que nos encontramos ante un individuo carente de argumentos, del cual no obtendremos algún tipo de aprendizaje, ignorando que al compartir con dichos seres humanos, aprendemos lecciones de la vida que difícilmente personas regulares nos aportarían, los padres de niños con síndrome de Down suelen coincidir en afirmar que el nacimiento de su hijo supuso un cambio radical en su perspectiva del mundo, una variación de su escala de valores, en la cual muchos de los asuntos que hasta ese momento eran importantes, y que les ocupaban su tiempo y su cabeza, dejan de serlo para pasar a ser consideradas meras anécdotas intrascendentes, además se puede aseverar que en gran medida, la falta de desarrollo personal y autónomo de estos seres con capacidades diferentes, depende más del desconocimiento de las personas que acompañan su desarrolló que de sus propias incapacidades, También comentan los padres que hay un momento en que dejan de ver el síndrome de Down. Al principio todo lo que son capaces de percibir son los rasgos propios de ese síndrome, casi siempre adornados con penosas ideas preconcebidas que les bloquean la capacidad de llegar al niño que se esconde detrás de ellos. Pero en un determinado instante, inconsciente y mágico, atraviesan con la mirada la carita de ojos rasgados de su hijo y comienzan a verlo como la persona que es. Y entonces, empiezan a superar su dolor, su disgusto, su angustia, y a salir del pozo de desesperación en el que se encerraron sin querer. Es el momento en que dejan de ver el síndrome de Down y ven al niño que siempre ha estado ahí, la luz aparece al final del túnel.
A los nuevos padres de neonatos con síndrome de Down, quisiera manifestarles que aunque con el nacimiento de su bebé les va a parecer cliché cuando muchas personas se acerquen a afirmarles que el tener un hijo con síndrome de Down es una aventura fascinante, ya que pueden estar seguros que van a escuchar un sinnúmero de experiencias positivas de padres que ya han trasegado este camino, es natural pensar que su único objetivo es aliviar nuestro dolor con sus palabras, ya que al principio el duelo nos embarga y nuestras expectativas tienden a ser negativos. Desde mi perspectiva, la experiencia con mi bebé ha sido profundamente enriquecedora y muy satisfactoria, como muchos me lo afirmaron y en su momento lo considere un comentario superfluo.
Aparentemente, casi todo el mundo sabe a lo que se hace referencia cuando se habla del Síndrome de Down. Esta expresión evoca la imagen de niños/as de baja inteligencia, movimientos torpes, con una apariencia oriental de ojos achinados. sin embargo,
¿sabemos realmente qué es el Síndrome de Down?
¿Cuántas de nuestras creencias son mitos alejados de la realidad?
¿Realmente podemos potenciar sus talentos?.
Mara Dierssen: A veces me pregunto qué es lo que nos hace pensar que lo "normal" tal y como lo conocemos es "mejor". Mejor para quién y para qué, si al final lo que no es lo "normal" es ser buenas personas... es preocuparnos por los demás... es pensar más en los otros que en nuestro propio beneficio... Quizás lo que es mejor es justamente lo que no es lo "normal"...
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