DISMINUIR LOS EFECTOS DE LA DISCAPACIDAD INTELECTUAL EN EL SÍNDROME DE DOWN.

Una terapia que cobra mayor relevancia en un niño con Síndrome de Down es la kinesiológica, y dentro de ella, la estimulación temprana, pues está demostrado que es el modelo de intervención que mejores resultados tiene para el desarrollo psicomotor de los niños.


Estimulación temprana.

La Estimulación Temprana se basa en la neuro plasticidad, significa que cuando un niño nace viene con una estructura cerebral y con sus neuronas absolutamente dispuestas para que sean activadas mediante los estímulos del exterior, sea un niño con o sin Síndrome de Down. Mediante la estimulación se pretende lograr que desde los 0 años de edad y hasta los 6 años adquiera el desarrollo psicomotor que es necesario de acuerdo a su edad.

Cuando, por ejemplo, un niño no puede realizar una función, se logra que la realice activando otra parte del cerebro que supla la función que está ‘dormida’. Esto se va haciendo a través de la experiencia, de explorar el entorno, de ponerse en posiciones que nunca ha estado, de masajes. Tratamos de activar neuronas para que formen un mapa neuronal que se mantenga en el tiempo.


¿Cómo beneficia este tipo de estimulación a un niño con Síndrome de Down?

Los niños con Síndrome de Down, al igual que cualquier niño tienen un cerebro muy plástico, entonces en primera instancia debemos enfocamos en los hitos de su desarrollo para que los vayan adquiriendo de acuerdo a la edad. Por ejemplo, recién nacidos estimulamos lo visual, porque si es capaz de fijar la mirada en un objeto y después seguirlo, estamos estimulando de forma indirecta el control de su cabeza.

También se ha demostrado, mediante varios estudios, que estimulando a un niño desde el día que nace, su desarrollo neuronal es mucho mayor, habrá más conexiones nerviosas que se van a fusionar, lo que se traduce en que los hitos motores sean adquiridos en forma más temprana. Sin duda, será un niño más resuelto y al tener control de su cuerpo, podrán explorar mejor el ambiente, lo que ayuda en su desarrollo cognitivo y del lenguaje, que también se estimula desde los 0 meses.

La idea es que el niño vaya adquiriendo las habilidades que necesita para su edad y se sienta lo más pleno y seguro para interactuar posteriormente con su entorno.

Cuando los padres reciben la noticia de que su hijo tiene Síndrome de Down, comienzan una serie de interrogantes como ¿qué haremos? ¿Qué pasara con este bebé? ¿Qué posibilidades tendrá de aprender? ¿Lo aceptará mi familia? Etc...

Es un momento en que todo se torna confuso para los padres, les cuesta mucho ampliar la mirada y darse cuenta de que existen formas de apoyar a su hijo desde el nacimiento.

En primer lugar, es importante tener claridad frente al diagnóstico con una adecuada y oportuna orientación médica. “Este es el primer eslabón de esta gran cadena. Debe ir de la mano la estimulación temprana, proceso fundamental para el desarrollo integral de este bebé, considerada como una atención global para el niño y su familia desde los primeros días y los primeros años”.

Los tres primeros años son críticos en el desarrollo de un niño y los seis primeros años los más importantes en el desarrollo y maduración neurofisiológicos. Se debe hacer una intervención formativa educativa, social y desde la salud, con la competencia de diversos profesionales que aportan desde diferentes dimensiones y con una visión de carácter ecológico. Estudios de los últimos años han promovido un cambio de actitud con los bebés con Síndrome de Down y sus primeros años de infancia”.

La atención temprana es entonces el primer paso en el proceso educativo. Tener la oportunidad de acceder a estos programas significa un gran beneficio para los niños, los padres y sus familias. “El soporte que estos programas prestan a los padres, en lo que se refiere al ajuste emocional y social ante el nacimiento de un hijo con Síndrome de Down, es sumamente relevante, ya que les proporciona la ayuda necesaria para educar a su hijo, mediante grupos de apoyo y la relación terapéutica con el profesional que estimula, además de proporcionar información.

Es importante reflexionar que un hijo con Síndrome de Down se debe considerar como cualquier otro niño, que seguirá con un proceso de desarrollo físico e intelectual especial y único, a un ritmo particular que depende de cada uno.

En primer lugar, los niños con Síndrome de Down deben recibir cinesiterapia para corregir la flacidez muscular que les impiden caminar con soltura y coordinar los movimientos. Un educador estimulará la curiosidad, que se va incrementando a medida que aprenden a gatear y a caminar.

La logopedia entra en acción a los pocos meses, con el fin de estimular y reforzar el lenguaje expresivo, que presenta mayores déficits que el lenguaje comprensivo. Los terapeutas ocupacionales centrarán su actuación en el adiestramiento de las actividades básicas de la vida diaria, relacionadas con el autocuidado y la autonomía personal, como vestirse, comer, expresarse, jugar, etc.

Las actividades de Atención Temprana no se limitan a las realizadas durante las sesiones de intervención, sino que deben continuar en casa. Los padres y madres deben ser enseñados a estimular al niño/a y llevar a cabo las tareas que les encomiendan.

Los niño con Síndrome de Down reciben distintos tratamientos en los que intervienen un amplio número de profesionales. Cada uno de estos expertos ofrece su opinión, dan consejos... sobre la forma de actuar con su hijo. Muchos padres y madres se quejan de que “les digan lo que tiene que hacer, como si no lo supieran” y sienten que les invaden su intimidad. Recuerde que tiene derecho a que le informen de todos los tratamientos que va a recibir su hijo, a expresar su opinión y a decir que no, si no le convence.


HABILIDADES DE LA "MOTRICIDAD GRUESA" EN LOS NIÑOS CON SÍNDROME DE DOWN.

Como padres de un hijo con síndrome de Down, tenemos la misma tarea que los demás padres. Estamos iniciando una asociación de por vida con nuestro hijo, en la que nuestra tarea consistirá en ir enseñándole lo que necesita saber para prosperar en la vida. El primer reto con el que todo niño se enfrenta, es el desarrollo de las habilidades de la motricidad gruesa como, por ejemplo, aprender a darse la vuelta, a sentarse, a gatear, a ponerse de pie y a caminar. La oportunidad que nos brinda el enfrentaros juntos a este reto estriba en que debemos aprender cómo aprende, para que así podamos ser sus eficaces compañeros a lo largo de toda la vida. La clave está en entender su personal estilo de aprendizaje. En saber cómo podemos facilitar su aprendizaje, pues esto será crucial para el éxito de nuestra colaboración con él a lo largo de toda su vida.

Los niños con síndrome de Down tienen un enorme potencial en el área del desarrollo de la motricidad gruesa. Las habilidades de motricidad gruesa serán uno de sus puntos fuertes y también un área que contribuirá al desarrollo de su confianza, su orgullo y su autoestima. Para el niño será emocionante aprender a correr, a saltar, a montar en triciclo y en bicicleta, y participar activamente con sus hermanos y amigos. A medida que vaya creciendo, irá desarrollando sus propias aficiones, como la danza, la natación, la equitación, el kárate, las pesas, el esquí u otros deportes. Con la práctica regular de las actividades que le gusten, sentirá alegría ante sus logros y crecerá sano y fuerte.

La finalidad del buen fisioterapeuta es la de enseñar a nuestro hijo las habilidades de motricidad gruesa basándonos en su propio estilo de aprendizaje. Mostrar cómo enseñarle estas habilidades, de forma que el cuerpo del niño se desarrolle para poder correr, saltar y realizar actividades atléticas.

Nuestro hijo nos ira mostrando el desarrollo de las habilidades motoras que necesitará cuando llegue a ser adolescente y adulto. Habrá de responder a nuestras preguntas sobre qué enseñar, por qué, cuándo y cómo debemos de ir enseñándole. Nos proporcionará las herramientas necesarias para comprenderle y para interpretar sus manifestaciones, y también nos dará métodos para ir practicando estas habilidades.

Conforme nosotros, como padres, vayamos aprendiendo aquello en lo que debemos centrarnos y la forma en la que habremos de enseñarle estas habilidades, podremos ir estimulándolo para que aprenda cómo utilizar su cuerpo y para que vaya adquiriendo cada vez más confianza en sus propias capacidades físicas.


Con base en los siguientes puntos:

1. la finalidad de la fisioterapia;

2. los factores que influyen en el desarrollo de la motricidad gruesa, tanto los físicos como los de aprendizaje;

3. una visión general del desarrollo de las habilidades de motricidad gruesa en los niños con síndrome de Down; la forma de proporcionar apoyos estratégicos y el papel fundamental que desempeñan en esto los padres y los hermanos;

4. los momentos cruciales para la intervención de la fisioterapia;

5. el estilo de aprendizaje de los niños con síndrome de Down.


La finalidad de la fisioterapia – panorama general.

Existen muchos padres y profesionales que piensan que la finalidad de la fisioterapia en los niños con síndrome de Down es la de acelerar el desarrollo de la motricidad gruesa –ayudarles a adquirir las habilidades de la motricidad gruesa a un ritmo similar al de los niños “normales”. A corto plazo este objetivo parece razonable. Pero si consideramos el funcionamiento motor del niño a través de toda su vida, no existen pruebas de que la aceleración del ritmo del desarrollo de la motricidad gruesa sea relevante. Hacer que un niño camine a los 20 meses en vez de a los 24 meses es algo que no implica diferencias cualitativas en sus habilidades motoras, si lo consideramos 10 o 20 años después.

Con base en las experiencias clínicas de trabajo con niños con síndrome de Down, se ha llegado a la conclusión de que lo verdaderamente relevante a la larga es centrarse en el objetivo de desarrollar un cuerpo que sea funcional durante toda la vida del individuo. Poco importará que haya aprendido a caminar más temprano, si cuando sea adulto, y a causa de haber desarrollado un patrón de marcha ineficaz, ésta le resultará dolorosa y solo podrá andar recorridos muy cortos.

Es verdad que hay ciertos resultados cruciales que han de conseguirse temprano en el desarrollo de nuestro hijo, para que logre tener un cuerpo en forma y funcional a lo largo de su vida. A estos se les llama, los cuatro resultados cruciales, y son los siguientes:

1. caminar con un patrón eficaz con las rodillas y los pies posicionados rectos hacia adelante, una base estrecha, un paso largo y empuje de los dedos de los pies (ver fig. 0.1)

2. tener una alineación óptima de las caderas, las rodillas y los tobillos, para mantener este patrón de marcha.

3. Tener un tronco fuerte y erguido, con fuerza equilibrada entre los músculos de la espalda y los músculos abdominales.

4. Tener brazos y hombros fuertes, con fuerza equilibrada entre los músculos frontales y traseros de los hombros, de forma que los hombros y los brazos caigan en el medio en la vista lateral, y no inclinados hacia delante.

Si nuestro hijo consigue estos cuatro resultados, desarrollará un cuerpo con una base sólida para soportar el ejercicio y las actividades físicas a lo largo de su vida.

Un niño común desarrolla este tipo de cuerpo sin ninguna intervención especial. Pero el proceso es más complicado para un niño con síndrome de Down. Él sí puede desarrollar ese cuerpo, pero el proceso de adquisición de los hitos de la motricidad gruesa no se produce automáticamente. A causa de sus problemas físicos, propende a desarrollar compensaciones, que son formas que él adopta para contrarrestar sus problemas. Si permitimos que persistan ciertas compensaciones, éstas se convertirán a la larga en patrones de movimientos ineficaces y dolorosos que comprometerán la actividad del individuo cuando sea adulto.

Un ejemplo de una compensación que puede desembocar en una pérdida de funcionalidad a largo plazo. Es cuando está aprendiendo a ponerse de pie, los problemas físicos de la laxitud ligamentosa y de la hipotonía harán que el niño se sienta inestable. La mayoría de los niños con síndrome de Down compensan esta inestabilidad ensanchando la base, cerrando las rodillas y doblando los pies hacia afuera. Si se deja que persista esta postura, ésta se transferirá a su patrón de marcha, y el niño aprenderá a andar con una base ancha, con las rodillas y los pies vueltos hacia afuera, y apoyando el peso en los arcos planos de sus pies. Si se convierte en su patrón habitual de andar cuando sea adulto, se cansará fácilmente, le resultará doloroso andar y se verá limitado a caminar distancias cortas. Ni caminar ni correr serán habilidades funcionales en su vida.

Nuestro objetivo, pues, no consiste en conseguir que los niños con síndrome de Down adquieran sus habilidades motoras más deprisa, sino que adquieran su máximo potencial físico y que su cuerpo se forme de manera que sea saludable y funcional a lo largo de su vida. La forma de conseguirlo es reduciendo al mínimo las compensaciones que, a la larga, desembocarían en la inoperancia del funcionamiento motor óptimo.

La finalidad de la fisioterapia consiste en generar los cuatro resultados cruciales mencionados más arriba, de forma que Nuestro hijo llegue a tener la postura, la fuerza y los patrones de movimiento que necesitará cuando sea adolescente y adulto. Este es el panorama general que siempre hay que tener presente. El enfoque lo pondremos en cómo aprende y en lo que aprende, y no en la rapidez con que lo hará. Si la fisioterapia se enfoca desde esta perspectiva a largo plazo, los servicios del fisioterapeuta contribuirán a la calidad de vida del niño durante todas sus etapas.

Factores que influyen en el desarrollo de la motricidad gruesa en los niños con síndrome de Down.

1. Factores Físicos.
Los niños con síndrome de Down tienen varias características físicas que afectan su forma de moverse espontáneamente y el modo en que aprenden las habilidades de motricidad gruesa. Los principales factores físicos son: la hipotonía, la laxitud ligamentosa, la fuerza reducida, la cortedad de los brazos y las piernas y los problemas médicos. La influencia de cada uno de estos factores varía de un niño a otro. Cada niño habrá de descubrir cómo mover su propio cuerpo para ir adquiriendo las habilidades de motricidad gruesa, al tiempo que va superando los efectos que cada uno de los anteriores factores ejerce sobre él.


1.1. Hipotonía.
Los niños con síndrome de Down tienen un bajo tono muscular, también denominado hipotonía. El tono muscular es distinto de la fuerza muscular. El tono muscular se describe como la tensión que permanece en el músculo cuando éste está relajado, y es algo controlado por el cerebro. Se evalúa subjetivamente tocando los músculos y los miembros, y midiendo la resistencia o la rigidez o la tensión cuando se mueven pasivamente. En la hipotonía, la resistencia o tensión está menguada. La hipotonía es más perceptible en los niños con síndrome de Down cuando son bebés. Cuando los tomamos en brazos notamos que parecen “blandos” en el cuello, el tronco, los brazos y las piernas. Cuando está acostado boca arriba, sus brazos y sus piernas están apartados de su cuerpo y se le siente blando cuando descansa sobre una superficie. Esta blandura o flexibilidad es debida a su menor tono muscular.

Nosotros y el fisioterapeuta podremos observar el grado de hipotonía que tiene nuestro hijo, dónde es menor y dónde es mayor, y si existe alguna diferencia entre uno y otro lado del cuerpo. El grado de hipotonía puede ser ligero, moderado o grave. Puede variar de una parte del cuerpo a otra, y del lado derecho al izquierdo. Por lo general, la hipotonía suele ser más pronunciada en los brazos y en el abdomen. Conocer el patrón de hipotonía de nuestro hijo nos ayudará a entender cómo está afectando la capacidad del niño para adquirir ciertas habilidades de motricidad gruesa. La hipotonía de una determinada zona afecta al desarrollo de las habilidades requeridas para el uso de esa zona. Por ejemplo, la hipotonía de los brazos hace más difícil aprender a arrastrarse. Una mayor hipotonía en la zona del abdomen hace más difícil moverse sobre las manos y las rodillas y arrastrarse. El tono muscular de nuestro hijo mejorará con el tiempo, y cuando llegue a la edad escolar, puede que solo observemos en él rastros casi imperceptibles.

Al principio, es posible que no podamos saber el grado de hipotonía que tiene nuestro hijo, o si algunas zonas están más afectadas que otras. A medida que vayamos practicando las habilidades de motricidad gruesa con él, empezaremos a reconocer los patrones de movimiento que le resultan difíciles. Por ejemplo, podremos notar que tiene dificultades con, y que tiende a evitar, las actividades que requieren el uso de los brazos. Puede que no le guste apoyarse sobre el vientre ni impulsarse hacia arriba con los brazos. Estas habilidades pueden resultarle difíciles debido a la hipotonía. Pero aunque tenga hipotonía, puede adquirir fuerza en los brazos, y con la práctica aprenderá a realizar las habilidades de motricidad gruesa.


1.2. Aumento de flexibilidad en las articulaciones o laxitud ligamentosa.
Los niños con síndrome de Down tienen laxitud ligamentosa, lo que produce una mayor flexibilidad de sus articulaciones. Los ligamentos que mantienen juntos los huesos tienen una mayor distensión o se estiran más fácilmente, lo que posibilita un movimiento excesivo en las articulaciones. Podremos observar la laxitud ligamentosa en las caderas de nuestro hijo mientras él esté tumbado boca arriba en el suelo. Sus piernas estarán muy abiertas con las rodillas derechas, o bien tendrá las rodillas dobladas y muy separadas, cuando descanse en el suelo, con las plantas de los pies muy juntas entre sí (como la postura de “las patas de la rana”). Cuando empiece a impulsarse para sentarse, notaremos la excesiva flexibilidad de sus hombros. Podremos observar o sentir “la blandura” de sus articulaciones. Otra zona que hay que observar es el cuello, puesto que los niños con síndrome de Down corren el riesgo de inestabilidad atlanto-axial y atlanto-occipital.

Junto con nuestro fisioterapeuta podemos observar el grado de laxitud que tiene nuestro hijo y cuáles son las articulaciones más afectadas. Después le enseñaremos las habilidades de motricidad gruesa adaptada y personalizada para la formación de su cuerpo. No podremos reducir la laxitud, pero sí podremos evitar que sus ligamentos sigan cediendo. Podemos ser proactivos para evitar lesiones. Por ejemplo, evitad levantar al niño por los brazos, puesto que podría dislocarse los hombros. También podemos fortalecer los músculos que rodean los ligamentos centrándonos en desarrollar la fuerza con los movimientos deseados.

La mayor flexibilidad causará menos estabilidad en las articulaciones. Habremos de proporcionar el apoyo adecuado para que nuestro hijo se sienta estable practicando una nueva habilidad, hasta que consiga desarrollar la fuerza de los músculos que rodean la articulación y aprenda la forma correcta de colocar su cuerpo. Por ejemplo, aprender a ponerse de pie le resultará difícil, puesto que sus caderas, sus rodillas y sus tobillos pueden ser inestables y flojos debido a la laxitud de los ligamentos. Tendremos que ponerle de pie en la posición correcta y enseñarle a fortalecer los músculos de las caderas, de las rodillas y de los tobillos, para que el niño pueda llegar a sentirse estable cuando esté de pie.

La excesiva flexibilidad de las articulaciones también puede dificultar el aprendizaje de ciertas habilidades de motricidad gruesa. Por ejemplo, la acción de cambiar de la posición de sentado a otra posición puede verse dificultada por la excesiva movilidad de las caderas. Cuando el niño intenta cambiar de postura si está sentado y quiere ir hacia el suelo, e intenta hacerlo moviéndose sobre uno de sus costados, su ancha base puede impedirle este cambio de postura.


1.3. Reducción de la fuerza.

Los niños con síndrome de Down tienen menos fuerza muscular, pero la fuerza de nuestro hijo mejorará con la práctica y la repetición de los movimientos deseados. La fuerza muscular se define como la fuerza que se ejerce para vencer una resistencia. Por ejemplo, cuando nuestro bebé yace boca arriba sobre el suelo, usa la fuerza de los brazos para alzarlos y llevarse las manos al pecho o a la boca. También usa la fuerza de los brazos para impulsar su cuerpo hacia adelante cuando se arrastra en el suelo sobre el vientre. Cuando esté aprendiendo las habilidades de motricidad gruesa, en lo que hay que centrarse es en desarrollar la fuerza para los movimientos deseados. Por sí mismo, él puede desarrollar patrones de movimientos compensatorios y fortalecer músculos que serán causa de una mecánica defectuosa y que posteriormente se convertirán en algo problemático. Por ejemplo, puede que el niño elija ponerse de pie manteniendo las rodillas muy rígidas y rectas, lo que afectaría el equilibrio vertical y el andar, y podría causar futuros problemas de rodillas debido al excesivo estiramiento de las articulaciones.

También necesita desarrollar un equilibrio entre movimientos opuestos, en vez de desarrollar en exceso un solo movimiento. Mientras es un bebé, los músculos de su espalda serán más fuertes y harán que arquee la cabeza y el tronco. Para equilibrar esta curvatura, tendrá que aprender a activar los músculos de la parte frontal del cuello, del pecho y del abdomen, doblar el mentón y el abdomen. Cuando aprende a enderezar las caderas y las rodillas para ponerse de pie con apoyo, también necesita aprender a doblarlas, para poder agacharse y sentarse en el suelo. El fisioterapeuta nos indicará qué movimientos hay que reforzar (componentes para desarrollar) y qué movimientos hay que evitar (tendencias).

nosotros y nuestro fisioterapeuta habremos que trabajar juntos para observar qué grupos de músculos son débiles o ineficaces y precisan ser fortalecidos. En algunas ocasiones, nuestro hijo tendrá la fuerza, pero no sabrá cómo usarla para convertirla en una habilidad. Para ayudarle a adquirir cada una de las habilidades de motricidad gruesa, habremos de aprender los movimientos deseados para centraros en ellos, y las mejores estrategias para activar y fortalecer los músculos necesarios. Con la práctica frecuente y de forma estratégica, nuestro hijo desarrollará la fuerza necesaria para adquirir la habilidad.


1.4. Brazos y piernas cortos.
Los niños con síndrome de Down tienen los brazos y las piernas cortos en relación con la longitud del tronco. Tener los brazos cortos hace más difícil el aprender a sentarse, porque el bebé no puede apoyar sus manos frontalmente en el suelo sin inclinar a la vez el tronco excesivamente hacia adelante. También es difícil sujetarse cuando se cae hacia un lado o de espaldas, porque se caerá todavía más antes de poder apoyarse con la mano. Tener las piernas cortas dificulta más aprender a trepar al sofá, a trepar por las escaleras, y a bajar y subir bordillos y escalones. La combinación de brazos y piernas cortos también hace que pedalear y manejar un triciclo resulte más difícil. Cuando practique estas actividades, puede que debamos de esperar a que el niño vaya creciendo más para que pueda conseguirlo. Otra estrategia consiste en utilizar equipos más proporcionados a las medidas de sus brazos y de sus piernas. Por ejemplo, cuando nuestro hijo esté preparado para aprender a subir y a bajar escaleras, lo mejor es practicar con escaleras a medida para los niños pequeños, de las que se encuentran en los parques infantiles para niños de esta edad.

Los niños con síndrome de Down también tienden a tener los dedos cortos y las manos anchas. Mientras nuestro hijo sea bebé, habremos de seleccionar sonajeros y pelotas que sean lo suficientemente pequeños para que pueda asirlos. Cuando esté preparado para impulsarse para ponerse de pie, y quiera asirse al borde de una superficie, esa superficie habrá de ser lo suficientemente fina como para que pueda sujetarse en ella. Para que pueda bajar y subir escaleras solo, también necesitará que el pasamanos tenga un diámetro lo suficientemente estrecho como para que se agarre con seguridad al mismo.


1.5. Problemas médicos.
Muchos niños con síndrome de Down tienen problemas médicos que afectan su capacidad para aprender y practicar las habilidades de motricidad gruesa. Estos problemas pueden ser patologías cardiacas, problemas gastrointestinales, apnea obstructiva del sueño, infecciones crónicas de las vías respiratorias altas, ataques epilépticos, e infecciones de oído. Los problemas médicos son la principal prioridad, y mientras se estén tratando, las simples estrategias posturales pueden resultar útiles. Cuando la salud de nuestro hijo se vea comprometida, habrá que centrarse en su restablecimiento. Cuando esté enfermo, su fuerza se verá disminuida, se fatigará con más facilidad y se sentirá frustrado y contrariado si en esos momentos se le pide que practique ejercicios exigentes de motricidad gruesa. Es contraproducente estresarlo con nuevas habilidades de motricidad gruesa mientras no esté en buen estado de salud. Si esperamos hasta que tenga la fuerza y el aguante necesarios para la práctica de estas habilidades, estaremos guiándolo por el camino acertado, y entonces dará lo mejor de sí.

Cada niño con síndrome de Down posee su propia combinación de factores físicos. Debido a las diferencias en su constitución física, no desarrollan las habilidades de motricidad gruesa del mismo modo que los demás niños. El orden en que nuestro hijo aprende estas habilidades sí será similar, pero la forma en que aprende a adquirirlas puede ser diferente. Debido a su hipotonía y a su laxitud ligamentosa, encontrará formas de adquirir cada una de estas habilidades empleando compensaciones que le ayuden a superar estos factores. Estas compensaciones son adaptaciones necesarias y funcionales para que pueda adquirir sus habilidades. Nuestro objetivo no es erradicarlas del todo. Nuestro objetivo es reducir al mínimo las compensaciones que, si permitimos que persistan, le impedirían la plena consecución de sus posibilidades.


Aprender el estilo de los niños con síndrome de Down.

Cuando estemos enseñándole a nuestro hijo las habilidades de motricidad gruesa, es de crucial importancia que entendamos cómo tienden a aprender en general los niños con síndrome de Down, y en particular, cómo aprenden las habilidades de motricidad gruesa. Dentro de este panorama, podremos empezar a estudiar la forma exclusiva en la que aprende nuestro hijo, y a hacer que este conocimiento nos vaya guiando en la forma de enseñarle cada una de las habilidades. Eso nos proporcionará valiosos conocimientos para enseñarle las habilidades de motricidad gruesa.

Cuando se enseña una nueva habilidad a un niño con síndrome de Down, se tiende a obtener uno de estos dos resultados: una experiencia fructífera de aprendizaje, o un niño frustrado e infeliz. Si se le enseña según su estilo de aprendizaje, y se le prepara para prosperar, nosotros seremos sus compañeros, y la experiencia del aprendizaje resultará divertida. Sin embargo, si no se llega a entender su estilo de aprendizaje, y se da más importancia a la adquisición y el dominio de la habilidad en cuestión que al propio niño, éste puede llegar a sentirse forzado, y resistirse y rechazar el aprendizaje. Jennifer Wishart, psicóloga del Edinburgh Centre for Research in Child Development (perteneciente al Departamento de Psicología de la Universidad de Edimburgo, Escocia), y que ha investigado extensamente el estilo de aprendizaje de los niños con síndrome de Down, escribe:

“Por tanto, resulta imperiosa la necesidad de lograr una mejor comprensión de la naturaleza de los procesos de desarrollo en el síndrome de Down. Nuestros intentos de intervención dinamizadora se verán seriamente obstaculizados mientras no entendamos plenamente la forma en que progresa el aprendizaje en los niños con síndrome de Down. La intervención en los procesos de desarrollo que no se entiendan completamente podrá aspirar, en el mejor de los casos, a un éxito parcial; y en el peor, con la adopción de métodos de enseñanza inadecuados podríamos correr el riesgo de convertir a unos aprendices lentos, pero deseosos de aprender, en aprendices reacios y elusivos” (1995, p.62).

Esta cita resalta lo trascendental que es para los padres, los terapeutas y los educadores entender el estilo de aprendizaje de los niños con síndrome de Down, de forma que se formen y capaciten para, a su vez, facilitar este aprendizaje.

Es muy importante individualizar la estrategia con cada niño, y aceptar su estilo de aprendizaje para obtener los mejores rendimientos. En las siguientes dos secciones encontraremos las estrategias para enseñar a cada niño nuevas habilidades de motricidad gruesa.


2.1. Aprender las conductas.

a) Los niños con síndrome de Down tienden a rendir poco y a utilizar conductas evasivas. Jennifer Wishart (1991) escribe:

“De manera constante los bebés con síndrome de Down evidenciaban un bajo rendimiento, con conductas evasivas que aparecían en muchas de las tareas que se les presentaban, independientemente de si éstas se hallaban por encima o por debajo del nivel de desarrollo actual del niño.”

Cuando se practican nuevas habilidades de motricidad gruesa, lo que se pretende es que nuestro hijo rinda y, si es posible, que rinda todo lo que pueda. Por tanto, necesitaremos contar con su colaboración y con su participación, y esto lo conseguiremos descubriendo cómo motivarlo. Tendremos que captar su atención y lograr que se mueva. Tendemos que ser creativos con los juguetes que vayamos a emplear, y dejar los que más lo motiven para las habilidades que exijan más. Lo que nuestro hijo prospere y se divierta dependerá de la forma en que juguemos, de los juguetes que utilicemos y del lugar en que coloquemos los juguetes.

Puesto que los niños con síndrome de Down tienden a recurrir a conductas evasivas, tendremos que aprender a reconocer los tipos de "trucos" que puede usar. He aquí algunos ejemplos:
  • Llorar, tener pataletas o “gritarnos” para protestar
  • Negarse a prestar atención, tanto a nosotros como a la tarea que intentemos que realice
  • No intentar siquiera hacer la tarea
  • Abandonarla prematuramente
  • Hacer un mínimo intento, pero sin dar lo mejor de sí
  • Intentar agradarnos para desviar nuestra atención sonriéndonos, aplaudiendo, bailando o gesticulando de forma graciosa

Percibiremos más estas conductas evasivas justo en los momentos en que estemos tratando de que aprenda nuevas habilidades. Cuando observemos estas reacciones, podemos decidir cómo responder ante ellas. Comprendiendo la finalidad con que emplea estas conductas, habremos de ofrecerle un nuevo plan la próxima vez que practiquemos esa habilidad.


b) Los niños con síndrome de Down necesitan aprender a consolidar las habilidades. Según Jennifer Wishart (1991):

“Observamos que las nuevas habilidades, incluso cuando ya se habían llegado a dominar, estaban mal consolidadas, y a menudo desaparecieron de la gama de habilidades del niño en los meses posteriores.”

Cuando enseñemos una nueva habilidad, habremos de proporcionar también una estrategia estructurada que ayude a nuestro hijo a organizar lo que necesita aprender. Practicando con una organización específica, y de forma constante, el niño aprenderá el nuevo juego. Con cada práctica el niño llegará a familiarizarse con el principio, la mitad y el final de la actividad. Una vez que la rutina le resulte familiar, se dará cuenta de que controla y que sabe lo que puede anticipar, y así se sentirá contento. Para mantenerlo centrado en la habilidad, tendremos que reducir al mínimo las distracciones, por lo que lo mejor será que practiquemos nosotros mismos en un entorno que resulte familiar. Cuando el niño está aprendiendo una habilidad nueva, lo hará mejor si toda su atención se concentra en ella.

Con la repetición y la práctica de su programa en casa, el niño aprenderá a consolidar la habilidad dentro de su gama. Después de que haya adquirido la habilidad, podremos ponerle a practicar en distintos entornos. Una vez que inicie de manera continuada la práctica de la habilidad, sabremos que ya ha conseguido consolidarla.


c) Seguir las iniciativas de nuestro hijo y practicarla cuando él se sienta motivado. 

El niño dará lo mejor de sí cuando la habilidad le resulte valiosa y funcional. Tratar de ponernos en su lugar y de entender cómo está pensando. Si observamos que le gustan las prácticas de ciertas habilidades, agregar otras nuevas partiendo de las primeras. Por ejemplo, si le gusta estar boca abajo y puede estirarse, ir enseñándole progresivamente las habilidades, empezando por enseñarle a girarse, después a arrastrarse y después a subirse. Si al niño le motiva sentarse, y puede mantenerse sentado de forma independiente, enseñarle qué movimientos hacer para lograr sentarse. A los niños con síndrome de Down suele estimularles aprender las habilidades en diferente orden, de modo que podremos practicar lo que nuestro hijo esté deseoso de aprender y para lo que esté preparado.

Si el niño se resiste a practicar una nueva habilidad que estés introduciendo, interrumpe esa actividad y planea una estrategia distinta para una futura práctica. Si lo obligas, lo único que aprenderá será a oponerse a nosotros y a la propia actividad. Cuanto más practiques una actividad en contra de la resistencia y del rechazo del niño, más lo estarás abocando a convertirse en un aprendiz elusivo, y así malograras la asociación de aprendizaje colaborativo.

d) Prepara a tu hijo para que logre los objetivos. 


Cada actividad nueva supone un reto para el niño. Para ayudarlo a conseguir que logre hacerla bien, es importante que sigas las siguientes pautas:

1. Practica únicamente lo que el niño esté preparado para aprender.

2. Practica cuando esté en óptimas condiciones físicas, para que tenga la fuerza, la concentración y la paciencia para su óptimo rendimiento.

3. Usa los mejores motivadores.

4. Aprende a saber cuándo hay que dejar la actividad, atendiendo a las señales del niño.

Resulta contraproducente practicar nuevas habilidades cuando el niño está cansado, hambriento, o desinteresado. Se sentirá frustrado y tirará la toalla. Puede recordar la experiencia ingrata, o su fracaso, y evitará practicar esa habilidad la próxima vez.

Aprende a entender el temperamento de tu hijo, y enséñale las habilidades nuevas basándote en su forma de reaccionar ante el aprendizaje de nuevas habilidades. El temperamento se define como la forma característica de pensar, de comportarse y de reaccionar de una persona. la definición en nuestro caso, de cara a nuestros objetivos en este contexto, sería: la forma de pensar, de comportarse y de reaccionar del niño cuando está aprendiendo habilidades nuevas de motricidad gruesa. Por lo que podríamos clasificar a los niños con síndrome de Down en dos tipos principales, el tipo observador, y el tipo propenso al movimiento.

Debemos distinguir cuál de estos dos temperamentos tiene nuestro hijo al observar si tiende a ser cauteloso (observador) o si se arriesga (dispuesto al movimiento) cuando está aprendiendo nuevas habilidades. ¿Es cauteloso con los nuevos movimientos, o le gusta que lo muevan? ¿Quiere practicar las nuevas habilidades un par de veces, o le gusta repetirlas muchas veces? ¿Se cansa después de haber practicado un par de las nuevas habilidades, y se siente sobrepasado, o por el contrario, puede practicar muchas sin que le importe? ¿Realiza mejor las prácticas en un entorno tranquilo, o tolera bien un entorno estimulante? ¿Se fija en los detalles y está atento, o simplemente se mueve y cambia cuando hace falta? Podemos empezar a observar todos estos detalles desde que tenga seis meses o más (cuando ya sepa rodar y cuando haga intentos para conseguir sentarse). Seguiremos observando estos detalles cuando esté practicando nuevas habilidades después de haber aprendido a andar. Una vez que domine las habilidades posteriores al andar y se sienta confiado con su rendimiento, estas tendencias se irán haciendo menos perceptibles.

Una vez que los niños aprenden a arrastrarse o a trepar, los padres suelen creer que todos los niños tienen el temperamento motivado. Sin embargo, si el temperamento de nuestro hijo es del tipo observador, una vez que esté listo para aprender a dar pasos de forma independiente, veremos que reaparece su cautela. En vez de caminar, preferirá apoyarse, y puede que se moleste cuando se caiga. Será cauteloso y sólo dará pasos tras sentirse primero equilibrado cuando está de pie. El niño motivado se arriesgará a dar pasos por sí solo y a él no le molestará caerse.

Si entendemos el temperamento de nuestro hijo y su comportamiento ante el aprendizaje de las nuevas habilidades, planificaremos mucho mejor la forma de encauzarlo para que logre prosperar. Conociendo su temperamento, entenderemos mejor qué habilidades le resultan más fáciles o más difíciles; sabremos cómo proporcionarle apoyo, cómo adaptarle los ritmos cuando estemos practicando las habilidades, y la manera en que podremos motivarlo. Podemos comenzar por nuevas habilidades que vayan a gustarle, y después ir alternándolas con una nueva habilidad más exigente recurriendo a lo que más le motive.


Propensos al movimiento versus Observadores

  • Los niños que están propensos al movimiento:
  • toleran las posturas y los movimientos nuevos, y se arriesgan
  • quieren moverse de un lado a otro y pasan un tiempo limitado en la misma postura
  • prefieren moverse y explorar a que se les sostenga
  • les encanta moverse deprisa
  • les gustan las habilidades de motricidad gruesa, como rodar, gatear, arrastrarse, cambiar de postura, trepar, esforzarse por ponerse en pie y caminar
  • se resisten a las posturas estáticas, como la de estar sentados, arrodillados o permanecer quietos de pie
  • Los niños que son del tipo observador:
  • son cautelosos, cuidadosos, y se asustan fácilmente ante nuevos movimientos o posturas, y quieren controlar la situación
  • les gusta permanecer en una posición y se contentan con observar, socializar y jugar con los juguetes que pueda; para moverse necesitan tener un motivo
  • les gusta que se les sostenga y lo toleran durante largos ratos
  • prefieren moverse a un ritmo más lento, de forma que puedan sentirse en equilibrio y controlando
  • les gusta aprender las habilidades de motricidad gruesa como la de sentarse, arrodillarse y ponerse de pie
  • al principio pueden resistirse a arrastrarse, a gatear, a cambiar de postura y a caminar



Recomendaciones en recién nacidos.

• Al alimentar al niño, no lo sobre abrigue para evitar que se duerma mientras se alimenta.
• Acostar al niño de espalda o de lado, con la cabecera de la cuna levemente elevada, sin almohadas.
• Realizar aseo nasal frecuentemente, con agua con sal o suero fisiológico y copitos de algodón, para mantener la nariz despejada.
• Lubricar la piel reseca con vaselina líquida, usar jabón hipoalergénico y evitar la dermatitis.


En mayores de 6 meses.

• Para prevenir el sobrepeso y la obesidad, considerar una alimentación rica en verduras, carnes blancas, frutas y jugos naturales. Evitar las masas, carnes rojas y comidas a deshora.
• Prevenir problemas de salud asistiendo periódicamente a controles médicos con especialistas como genetista, otorrinolaringólogo, oftalmólogo, endocrinólogo, cardiólogo y bronco pulmonar, entre otros.

Aprovechar al máximo las capacidades mentales y físicas de tu bebé o de tu niño(a) va a depender de tu trabajo como padre o madre en su estimulación temprana, realizando actividades adecuadas con objetivos específicos para facilitar su óptimo desarrollo. La estimulación temprana o atención temprana, fomenta principalmente el desarrollo psicomotor del bebé, así como su desarrollo cognitivo; a través de actividades donde ellos se divierten para facilitar sus aprendizajes futuros.

Esta técnica se realiza desde el nacimiento del bebé hasta los 6-7 años, porque es en este período donde se va desarrollando la estructura del pensamiento y la personalidad del niño.

La intención es que a través de estas actividades estimulantes, el bebé o el niño vaya desarrollando autonomía e independencia; así como su psicomotricidad, habilidades cognitivas, sensoriales y de lenguaje. Aquí radica la importancia de la estimulación temprana.


Cómo Desarrollar un Programa de Estimulación Temprana.

Es primordial no cometer errores por defecto o por exceso en la ejercitación del bebe y mucho menos provocar un estrés físico o psicológico en el paciente, para ello es fundamental que dicho tratamiento sea orientado por un experto, pero a su vez debe ser aprendido por los familiares del niño, ya que reviste suma importancia que ellos apliquen dichos procesos con factores más relevantes aún, como son, el amor, la paciencia, la constancia y la alegría de su núcleo familiar. Se diseña un programa para el bebé o el niño tomando en cuenta sus necesidades y entorno familiar, ubicando los objetivos que se quieren trabajar para intervenirlos, y al mismo ritmo se va evaluando el proceso. Aunque se establezca prioridad en un área en especial, deben trabajarse todas.

No existe un tiempo definido para lograr un objetivo, lo más importante es tener paciencia porque cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo y no se debe presionar ni comparar con otro. La intención es ofrecer actividades que el niño esté preparado para superar y así poder elevar su autoestima.

Los objetivos del programa irán cambiando de acuerdo al desarrollo y logros del niño, con el fin de estimular su desarrollo motriz, cognitivo, emocional y social.

Al comienzo, lo primero que se busca reforzar es el vínculo emocional del bebé, siempre respetando su espacio. Posteriormente se trabajan áreas como:

Motricidad gruesa y fina: su objetivo es que el niño(a) logre el control de sus músculos para que pueda coordinar sus movimientos libremente.

Lenguaje: ayuda en la comprensión de su lenguaje para poder expresarse a través de él.

Cognición: trabaja el intelecto del bebé.

Personal y emocional: trabaja la independencia del niño en actividades cotidianas como alimentarse y vestirse.

Social: le facilita al niño los elementos necesarios para desarrollarse en su entorno.


Técnicas de fisioterapia empleadas en el síndrome de Down.

Existen técnicas que permiten mejorar el tono muscular, los reflejos, la fuerza muscular, el equilibrio la propiocepción, el desarrollo psicomotor, entre otras. 

Técnica de Bobath: los niños con SD conservan reflejos primitivos que interfieren en el control de movimientos voluntarios.

Esta técnica mejora esto estimulando el movimiento opuesto, además mejora el tono muscular, el equilibrio y propicia los movimientos activos. 

Técnica de Votja: evalúa y estimula las respuestas reflejas de los músculos, presionando lugares específicos del cuerpo donde se encuentran terminaciones nerviosas que permiten tales repuestas automáticas. En ellas se reproduce las respuestas motoras normales del desarrollado psicomotor por medio de contra resistencias que se propaguen por el resto del cuerpo. 

Método de Rood: es un método de facilitación que emplea el hielo, cepillado, vibración y golpeteo para restablecer la sensibilidad, tono muscular y movimientos naturales o fisiológicos. 

Cinesiterapia: para corregir la hipotonía, desequilibrio muscular, coordinación de movimientos. 

Ludoterapia: por medio de juegos, música (musicoterapia), danza, teatro. 

Baloterapia: con una pelota de playa o terapéutica de 60 a 70 cm de diámetro, se realizarán balanceos con el niño en sedente, en decúbito prono y supino. Para estimular las reacciones de defensa y enderezamiento. 

Hidroterapia: utilización del agua como agente terapéutico, el cual posee múltiples efectos fisiológicos: permite que el niño realice ejercicios con el menor impacto y dolor posible, disminuye la ansiedad, el estrés, resiste el movimiento mejorando la fuerza muscular, ayuda al equilibrio, propiocepción, coordinación, mejora la marcha, la circulación sanguínea y es analgésico. Hay que tener precauciones con los niños con: problemas del corazón como insuficiencia cardíaca, infección y heridas de piel. 

Hipoterapia o equinoterapia: uso del caballo como medio terapéutico que permiten mejorar o inducir la marcha en el niño en forma pasiva por su movimiento natural y tridimensional el cual comprende el paso, galope y trote. Dicho movimiento ayuda a corregir malas posturas, mejora el tono muscular, coordinación, propiocepción, equilibrio, fortalece los músculos, estimula el lenguaje, alivia el estrés, fortalece vínculos afectivos y aumenta la plasticidad cerebral. Además, se aprovecha los fuertes latidos del corazón del caballo y su calor corporal como agente vibratorio y térmico.

Antes de acudir a las terapias alternativas es preciso informarse de en qué consisten y cuáles son sus resultados. Es bueno recopilar la mayor cantidad de información posible y consultar a los/as profesionales y en las asociaciones.

      Consideraciones a tomar para los ejercicios Fisioterapéuticos a realizar.

      Los primeros 24 meses de vida de un niño son realmente cruciales, el crecimiento es rápido y drástico, el cerebro y el sistema nervioso está en pleno desarrollo y maduración, siguiendo una secuencia que vas desde la liberación de fosas nasales hasta que el niño camina solo.


      Existen 4 áreas principales del desarrollo, las cuales son:


      Motricidad gruesa: involucra el control de cabeza, sentarse, ponerse de pie, arrastrarse, gatear, caminar, correr brincar, agacharse. 

      Motricidad fina: coordinación ojos-mano, alcanzar, sujetar, manipular objetos, resolver problemas, escribir, pinzar. 

      Lenguaje-comunicación: verbal, auditiva, expresiones faciales, gestos, sonidos, palabras, oraciones, frases. 

      Comportamiento inter e intrapersonal: autoestima, reacciones, madurez, control de esfínteres, autonomía, interés en los juegos y conversaciones.

      El fisioterapeuta se enfoca básicamente en la motricidad fina y gruesa, pero no está exento de estimular las otras dos áreas, ya que el desarrollo de un área puede promover o impedir el progreso en otra y generalmente muchas actividades involucran un poco de cada área, por ejemplo, si el niño no sabe seguir objetos no logrará atajar una pelota. Si se planea una evaluación y un programa eficaz de intervención fisioterapeuta teniendo en cuenta la edad, semanas o meses, cuando adquirieron ciertas habilidades y cuales no en cuanto a las áreas mencionadas.


      Ejercicios para la movilidad gruesa.

      A continuación indicaremos como realizar algunos ejercicios para la movilidad gruesa.

      Ejercicios de motricidad gruesa a los 3 meses.

      • Empujar con las piernas: el bebé se encuentra en decúbito supino, el fisioterapeuta sostiene un miembro inferior por encima de la rodilla y la otra mano se debe colocar en la planta del pie, suave y firmemente se debe llevar la pierna con la rodilla y tobillo en flexión hacia el pecho, movilizándolo en forma de bombeo. Hay que estimular ambas piernas y hacerlo de forma alternada y lo más lineal posible para obtener una alineación correcta de la cadera. Con esto se logra para que el niño aprenda a empujar y mejorar la fuerza muscular. 
      • Patear: por medio del juego se induce a que el bebé muevas sus miembros inferiores con movimientos en forma de patada hacia arriba y hacia abajo. Es una extensión del ejercicio anterior pero con movimientos un poco impulsivos. Esto ayudará a bebé su espalda, su abdomen y músculos de las piernas. 
      • Jalar: se debe sostener las manos y muñecas del bebé, jalarlo hacia arriba y barjalo lentamente y con cuidado, lentamente con el comando verbal -arriba- y posteriormente -abajo-. El propósito de éste ejercicio es que el niño logre impulsarse hacia arriba y resistir la bajada por sí solo, usando sus músculos para lograrlo. Hay que asegurarse que el niño tenga suficiente fuerza para impulsar su cabeza hacia adelante y use correctamente sus abdominales, si es necesario brindarle apoyo para corregir posturas. Este ejercicio también estimula al niño a sentarse. Este ejercicio permite desarrollas los músculos de los brazos, abdominales, espalda y cuello. 
      • Ejercicios simultáneos de brazos y manos: estos ejercicios aparte de fortalecer los músculos de brazos, hombros y manos, también permite ampliar su caja torácica y alertar al niño a unir sus manos contra el pecho. En esos ejercicios se pueden usar aros que puedan sujetar con sus manitos y el fisioterapeuta pueda mover sus brazos en diferentes direcciones. 
      • Levantamiento de cabeza en decúbito prono: sus manos y brazos deben reposar al frente de él, entre su pecho y barbilla para facilitar el levantamiento de la cabeza. Hay que estimular al niño con sonidos o juguetes que le sean atractivos, por encima de su cabeza, si no tiene impulso para realizarlo se debe guiar por medio de lagartijas colocando sus manos debajo de su caja torácica e impulsar suavemente su tronco hacia arriba. También se puede colocar un cojín o toallin debajo de su caja torácica para que pueda apoyar mejor sus codos, brazos y manos.


      Ejercicios de motricidad gruesa a los 6 meses.
      • Aprender a sentarse: el jalar los brazos fue un preámbulo a este ejercicio, aquí finalmente se sienta al niño sin eliminar el apoyo del fisioterapeuta con las manos debajo de sus hombros, se puede balancear y quitar levemente el apoyo teniendo cuidado con el movimiento de su cabeza. Este ejercicio permite que el niño desarrolle el control de tronco y cabeza.
      • Rolado en bloque: con el niño en decúbito supino, se debe sostener una pierna con rodilla en flexión e inducir el movimiento de rolado hacia adelante donde el niño aprende a girar y colocarse en decúbito prono. 
      • Sostener el peso: colocar los pies firmemente contra el piso con apoyo durante un minuto, aprovechando las ansías del bebé por estar de pie se puede colocar sobre una mesa, cama; A veces se les dobla la rodilla, en otros se retraen o tuercen los dedos para evitar estar de pie. Sin embargo, sostener el peso les permitirá desarrollas las siguientes habilidades del desarrollo psicomotor. 
      • Desplazarse o reptación: por medio de juguete u objeto que le llame la atención se inducirá a que el niño quiera alcanzarlo extendiendo sus brazos, espalda y cadera, enderezando sus piernas en decúbito prono. 
      • Sentarse con apoyo: para desarrollar equilibrio y control de espalda, cuello y cabeza. Se puede colocar al niño en una esquina de un sofá o pared con la que quede apoyado en su tronco sin que pueda balancearse o desequilibrarse, mantener la posición por 1 a 5 minutos.

      Ejercicios de motricidad gruesa a los 12 meses.
      • Sentarse en su propio apoyo: promover a que el niño se siente sin ayuda de alguien, que pueda mantener la postura por su cuenta y por más tiempo. Debe colocar las manos del niño sobre sus piernas mientras está sentado, sostener la postura hasta que logre hacerlo solo.
      • Reacciones posturales y de defensa: por medio de la extensión de los brazos hacia un lado, adelante y posterior, donde el fisioterapeuta sienta al bebe entre sus piernas y lo empuja levemente hacia los lados, adelante y hacia atrás. Todo esto se puede lograr con el balonterapia, la carretilla o alzar al niño (según su edad, peso y fuerza ) e inducir los movimientos. 
      • Sentarse desde una posición prono: donde el cuerpo se mueve hacia un lado, las rodillas se flexionan, las piernas se encogen, y los brazos se mueven como una reacción de defensa lateral. 
      • Estimular al niño a colocarse de pie desde una posición sedente: el niño se sienta adecuadamente con piernas flexionadas a 90° y espalda erecta, el fisioterapeuta levanta levemente al niño, procurar que sea con poca ayuda, que él haga el mayor parte del trabajo.

      Ejercicios de motricidad gruesa a los 24 meses.

      • Arrodillarse o posición dos puntos: colocar al niño frente a una silla o mesa a la altura de su cintura, arrodillarlo y permitirle apoyo de brazos sobre la mesa, distraiga el niño para que permanezca en esa posición de 1 a 5 minutos
      • Bipedestarse desde la posición de dos puntos: debe ser capaz de alzar una pierna y apoyar bien el pie y con apoyo levantarse desde la posición de caballero. 
      • Permanecer de pie o en bipedestación: inducir o dejar que el niño se levante hasta bipedestar con apoyo de una mesa y que permanezca así por más de 5 minutos, si el niño se cansa y apoya su tronco sobre la mesa, enseñarle a sentarse desde esa posición es importante. 
      • Caminar con apoyo: caminar lateralmente con el apoyo de una persona, pared o baranda, y luego hacia adelante. 
      • Caminar independiente: a ésta altura ya el niño a logrado realizar y mantener muchas etapas del desarrollo psicomotor. Cuando el niño logra mantenerse de pie por sí solo por más de  10 minutos y camina sin apoyo, poco a poco con pequeños         tropiezos va logrando caminar por más de 5 minutos.

      Ejercicios avanzados.

      • Caminar sobre tablas
      • Mantenerse en bipedestación en un balancín
      • Subir y bajar escaleras
      • Brincar sobre trampolín
      • Otras

      Ejercicios para la movilidad fina.

      A continuación, se muestra un resumen sobres las actividades a realizar para desarrollar o mejorar la motricidad fina. Gracias a la motricidad gruesa ganada, el siguiente paso es estimular la motricidad fina.

      Ejercicios de motricidad fina a los 6 meses.

      • Ejercicios para la respuesta visual: los padres deberán colocar los rostros a 25-30 cm de distancia para que el bebé pueda distinguirlos. Es el primer paso para tomar conciencia social por lo que hay que ayudarlo por medio de juguetes fijos o suspendidos en el aire, sonajas, moviéndolos en todas direcciones, que le permitan mantener el contacto visual. También se puede cambiar de posición al bebé para reaccionar según su ambiente. 
      • Ejercicios para la agudeza auditiva: donde el bebé asumirá la posición de escuchar, moverá la cabeza y ojos hacia donde escucha el estímulo. Con sonajas, voz humana, maracas y música adecuada colocado a 45 cm aproximadamente de la oreja. Se debe estimular bilateralmente. Y también se puede cambiar de posición al bebé para que responda según los estímulos del ambiente externo.

          Ejercicios de motricidad fina a los 12 meses.

        • Coordinación ojos-manos: mirar, alcanzar y agarrar. Ensartar aros en un palo, tomar objetos de distintos tamaños con el pulgar e índice (pinza), ensamblar, apilar, realizar garabatos en papel, etc. 
        • Manipulación de juguetes que pase el juguete de una mano a otra, lo agite, lance y ataje Mirar, agarrar, colocar y soltar: se le puede indicar al niño que agarre un juguete, lo coloque en otra mesa y lo suelte para agarrar otro. 
        • Manipulación coordinada de dos objetos: Debe tomar un juguete en cada mano simultáneamente y jugará con ellos ya sea elevándolos, chocándolos, etc.

          Recomendaciones para tus Rutinas de Estimulación Temprana.

          Actividades de estimulación temprana para niños y bebes.

          Si el niño(a) o el bebé no quiere hacer estos ejercicios estimulantes, entonces no debe obligarse, debido a que tiene que ser algo divertido para ellos.

          Estas actividades son muy importantes para los niños con alguna discapacidad que les dificulten su desarrollo físico y mental, aunque también son útiles para los niños sanos. Las actividades son de acuerdo a la edad del niño; de no ser así, se corre el riesgo de que el niño no logre la destreza, y si la logra sería de un modo inadecuado.

          Es muy importante que los ejercicios de atención temprana que les presentaremos sean adaptados según las necesidades de su niño(a) o bebé. En todo momento, evalúe si una actividad permite el avance, o por el contrario retrasa el desarrollo de su niño(a) o bebé, y modifíquelas considerando siempre las destrezas y necesidades de éste.

          Los padres juegan un papel muy importante en el proceso, lo que más necesitan los niños es el afecto y la parte motivacional aunque el niño no haya logrado el aprendizaje. En consecuencia, motívelo a continuar felicitándolo cuando observe que ha realizado un gran esfuerzo o haya conseguido el objetivo del ejercicio o actividad.

          Debe existir un equilibro en cuanto a la dificultad de los ejercicios de atención temprana. Éstos deben resultar interesantes para los niños o bebés, por lo que no pueden ser excesivamente fáciles.

          Recuerde, un niño se desarrolla en diversas áreas al mismo tiempo.

          Por ejemplo, un ejercicio que permita su estimulación sensorial puede ayudarle a desarrollar una mayor confianza en sí mismo.

          Los programas de estimulación temprana ayudan a los padres a llevar las técnicas al hogar. Será entonces, un desarrollo tanto para el niño o bebé, como para los padres; debido a que tendrán más confianza en las decisiones que tomen, lo que permitirá fortalecer el vínculo familiar.

          Recordemos que las áreas que trabajamos a través de estas rutinas son las siguientes: Motricidad gruesa y fina, lenguaje, cognición, personal y emocional, social.

          En este artículo te presentamos 49 ejercicios o actividades de atención temprana agrupadas según edades y el área que desarrolla.

          Realiza las adaptaciones que consideres importantes según las necesidades de tu niño(a) o bebe.



          Ejercicios de estimulación temprana para bebés de 0 a 12 meses.

          Motor grueso.
          • Masaje: Frota con un paño suave crema o aceite en el cuerpo del bebé y al mismo tiempo cuéntale cómo se sienten las caricias que le haces. Esta actividad favorece el gusto al tacto y los lazos de empatía.
          • Ayuda a controlar su cabeza: Cuando el niño este acostado boca abajo, ofrécele juguetes de colores llamativos y que tengan sonidos alegres para motivarlo a levantar la cabeza. Si al niño le cuesta levantarla, colóquele una cobija bajo el pecho y hombros o acuéstelo en su pecho casi sentado para que de esta manera se le facilite el trabajo. Otra manera es acostarlo boca arriba y colocarle juguetes a los lados para estimularlo a girar la cabeza. 
          • Estimúlalo a voltearse: Una vez que el niño tenga el control de su cabeza es hora de enseñarlo a girar su cuerpo. Coloca al niño sobre una manta suave, levanta lentamente un lado de la manta para que el niño ruede hacia el otro lado, continúa haciéndolo rodar mientras le hablas demostrándole tu alegría. Esta actividad de estimulación temprana favorece la motricidad del bebe.

          Motor fino.
          Desarrollar la coordinación de manos: Colóquele un dedo en la palma de la mano del bebé para que al tacto la cierre y lo ayude a estimular sus reflejos, si siempre tiene la mano cerrada frótele desde el dedo meñique hasta su muñeca para que abra la mano y le agarre el dedo, este pequeño ejercicio fomentará el desarrollo de la psicomotricidad del niño.


          Social.

          Viéndose en el espejo: Coloca al bebé en un lugar cómodo, deje que se mire frente al espejo y se reconozca, mírese con él y sonría, haga señales con la mano. Esta actividad estimula su auto-conocimiento corporal.


          Lenguaje.
          Cuando no pueda dormir acarícialo, sonríele, háblale.

          Llámalo por su nombre en un tono dulce.

          Diviértete con él moviendo la mano y diciendo “adiós” para que el bebé comience a imitarte

          Cuéntale todo lo que haces con un lenguaje claro para que entienda.


          Cognitivo.
          Dale a tu bebé un golpecito suave en la punta de la nariz para estimular su reflejo de parpadeo.

          Cuando suelte un objeto deja que lo recoja.

          Un ejercicio que puede ayudar también a su estimulación cognitiva es, aparecer y desaparecer frente al él con una manta.


          Ejercicios de Estimulación Temprana para Bebés de 1 Mes:

          Coloque a su bebé boca arriba, suspenda un objeto llamativo, bien sea, un muñeco pequeño, un sonajero o incluso unas llaves de juguete. Hecho este procedimiento, coloque el objeto frente a la cara del bebé y muévalo suavemente en diferentes direcciones.

          Cuelga un móvil con figuras llamativas, a una distancia en la que el infante pueda alcanzarlo.

          Una técnica efectiva, es poner sobre la lengua del bebé 1 o 2 gotas de agua o jugo de naranja, ya sea, con un gotero o cuchara pequeña.

          Cuando el infante se encuentra en esta edad, tiende a llevarse todo a la boca, es por ello que, puede tocar con diferentes objetos (dedo, chupón, algodón, pañal) los labios del bebé, este presentará el reflejo de succión (chupar).

          Cuando su hijo esté en total tranquilidad, toque la encía del niño con el chupón o el dedo, para que él lo presione (muerda).


          Ejercicios de Estimulación Temprana para Bebés de 2 Meses:

          Permítele al bebé oler diferentes cosas, tales como: frutas, flores e incluso hasta perfume, esto le ayudará a diferenciar los olores dulces de los agrios.

          Agita objetos sonoros (cascabeles, móviles u otros juguetes musicales), suavemente, de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha, esto hará que el bebé busque los sonidos.

          Mantenlo atento diciendo su nombre cada cierto tiempo, mientras lees un poema o un cuento corto.

          Enséñale la diferencia con las temperaturas, comienza por pasarle una toalla mojada con agua fría o caliente, hazlo en forma de masaje, desde la cabeza a los pies.

          Acarícialo cuando esté desnudo con objetos que tengan tejido áspero o suave. Los objetos que podrías utilizar son: toallas, esponjas de plástico, espumas, entre otros.


          Ejercicios de Estimulación Temprana para Bebés de 3 Meses.

          Cuando estés con tu hijo dándole la comida, y él te esté mirando fijamente, háblale con cariño y de frente, es muy importante mientras está comiendo.

          Háblale en diferentes tonos de voz, puedes hacer sonidos de animales, timbres, tambor, campanas etc.

          Para que su niño obtenga agilidad en el movimiento de los ojos y su cabeza; con dos maracas, una del lado derecho y la otra al izquierdo, hágala sonar, cuando el niño la mire, haga sonar el otro lado.

          ¿Quiere que su bebe relacione el sonido con el objeto que lo produjo? Es muy fácil, tan solo tiene que hacer un ruido inesperado y agradable cerca de su hijo, cuando el niño busque y encuentre con la vista a la persona que produjo el sonido, se reirá y querrá seguir con la actividad.

          Las canciones de cuna son formidables, cántele mientras lo duerme.


          Ejercicios de Estimulación Temprana para Bebés de 4 Meses:

          Familiarizar al infante con los diferentes sonidos es de suma importancia, esto lo puede hacer recitando pequeños versos, poco complicados.

          Repite constantemente cualquier sonido en diferentes tonos de voz, (grave y agudo), para que el bebé vaya repitiendo sonidos iguales a los tuyos.

          Estimúlalo con la presencia de su juguete preferido u otro bebé, y dile cosas como “Mira qué lindo el bebé de María”, así él mostrará alegría a través de gritos o sonrisas.

          Incrementa la imitación de los sonidos repitiendo todo lo que el bebé emita.

          Pronúnciale monosílabos, ejemplo, da, ma, pa, luego saca palabras con las mismas, mapa, dado, etc. Es importante que le señale las cosas por su nombre completo.


          Ejercicios de Estimulación Temprana para Bebés de 5 Meses:

          Un ejercicio muy efectivo y que le encantara, es ayudarlo a extender y flexionar sus piernitas como una bicicleta.

          Ruédalo en la cama hasta la mitad, y que el intente completar la vuelta.

          Levanta sus pies hacia arriba, hasta que toque sus manos.

          Refuerza la imitación con movimientos, abre tus ojos y la boca delante de tu bebé. Al principio puede que le genere confusión y responderá abriendo y cerrando los ojos y la boca, pero si lo repites varias veces, luego lo hará correctamente.

          Evita ser brusca, trátalo con mucha delicadeza.



          Ejercicios de Estimulación Temprana para Bebés de 6 Meses:

          Dele al niño un carro para que lo examine y después de que lo haya usado por algunos minutos, hágalo rodar a distancias que él pueda seguirlo sin perderlo de vista.

          Ofrézcale al niño una caja o frasco transparente con un muñequito dentro y anímelo para que saque el objeto y lo manipule.

          Busque dos cubos pequeños que se puedan encajar, muéstrele a su niño como se hace, y luego permítale que lo haga él solito.

          Utiliza títeres y mientras que manipula el títere vaya hablando, y nota la reacción de tu bebé, luego muéstrele el títere más de cerca para que pueda tocarlo.

          Proporcione al niño dos juguetes o figuras geométricas iguales; al manipularlas, tratará de unirlas, sacudirlas, compararlas, golpearlas una contra otra.


          Ejercicios de Estimulación Temprana para Bebés de 7 Meses:

          Sitúa en una mesa tres cajas, debajo de esas tres cajas coloca tres animalitos, ejemplo, perro, gato, vaca; Luego pídele al bebé que llame al perro “guau”, cuando el niño lo llame, levanta la caja que tiene el perro escondido, repite el procedimiento con los demás animalitos.

          Traza diferentes dibujos de animales, haz el sonido que corresponda para cada uno, y dile que lo llame como le enseñaste, ejemplo, cuando le señales el gato, haz “miau, miau”.

          Colócale variados tipos de música y enséñale la diferencia entre bailar lento y rápido.

          Alza al niño y haz que papá se siente al frente de él y se coloque el periódico tapándose la cara. Tú le dirás “llama a Papá”, ayúdale diciendo e indicando al mismo tiempo dónde está “papá”.

          Demuéstrele lo complacida que se sientes cuando balbucea las sílabas varias veces (ma, ma, ba, ba), o cuando combina dos silabas diferentes (ba, ma).



          Ejercicios de Estimulación Temprana para Bebés de 8 Meses:

          Coloca música, y junto a él, lleva el ritmo aplaudiendo, al comienzo puedes hacerlo de forma exagerada.

          Dígale a su bebé que “dé palmaditas”, o diga “adiós”, cuando él entienda lo que significa, comenzará a hacerlo cada vez que se lo pidas.

          Deja que el niño, toque con sus manos la comida. Haz que se lleve a la boca uno de los alimentos que toco, para que relacione la textura con el sabor.

          Al vestirlo, haz que el niño toque sus medias, zapatos y camisetas. Al mismo tiempo, ve nombrando la textura correspondiente; hilo, lana, algodón, entre otros.

          Emite sonidos en una habitación, ejemplo “una campana”, después pregúntale al bebé ¿Dónde está la campana? Este tipo de ejercicios le ayudaran asociar la relación que existe entre el sonido y las distancias


          Ejercicios de Estimulación Temprana para Bebés de 9 Meses:

          Cuelga juguetes en la pared, esto le permitirá ponerse de pie para agarrarlos.

          Arruga la cara, saca la lengua y respira fuertemente con el fin de que el niño te imite. Esto le ayudara a estimular el aprendizaje por imitación.

          Ponte a gatear por toda la casa junto a él, te ayudara muchísimo, realiza esta actividad gateando hacia adelante, hacia atrás, dando vueltas, e incentívalo a seguirte.

          El dar órdenes es práctico, ejemplo, dame y toma.

          Procura que tu hijo, se mantenga en contacto con otras personas, bien sea, adultos u otros niños.



          Ejercicios de Estimulación Temprana para Bebés de 10 Meses:

          Dale al niño, cubos para que arme torres, si lo hace, alábalo con gran entusiasmo, esto lo hará diestro y querrá seguir haciéndolo.

          Muéstrale cómo echar monedas en una alcancía, insertar una varilla en un cilindro, abrocharse los botones, estas actividades estimulantes son perfectas para el área viso-motriz del bebé.

          Coloca varios objetos en fila y dile: “dame el carro”; guía la mano hacia el juguete y una vez que lo haya tomado, quítale el objeto suavemente y alábalo por dártelo.

          Enséñalo a llamar a un familiar, ejemplo, “llama a tu tía”, cuando esto suceda, apláudelo, y continúa haciéndolo, hasta que él llame y busque a su tía.

          Cuando vayas con tu hijo por la calle, háblale sobre lo que sucede a su alrededor, ya sea diciéndole, “¡ahí viene un bus! y sirve para llevar a las personas a sus casas”.



          Ejercicios de Estimulación Temprana para Bebés de 11 Meses:

          Recítale versos, al hacer esto con frecuencia, el niño se ira asociando con las rimas e intentará decir por lo menos 1 o 2 palabras.

          Muéstrale cosas que vayan acompañadas de sonidos, por ejemplo, señala a un perro y dile: “perro, guau guau”. Esto le ayudara asociar los sonidos con objetos.

          Coloca sus manos sobre un radio o parlante encendido, para que perciba las vibraciones de la música.

          Enséñale al niño a alisar la arena en un cubo aplanándola y dándole palmadas.

          Ayúdalo a detectar sustancias pegajosas, ejemplo, en una de sus manitas, vierte agua y en la otra refresco, y explícale cómo una de sus manitas esta pegajosa, mientras que la otra no.


          Ejercicios de Estimulación Temprana para Bebés de 12 Meses:

          Divertirse en el espejo le enseñará a distinguir la imagen de la realidad. Haz que se mire en el espejo, pronto empezará a reírse y tocar su retrato.

          Estimula las actividades con un mismo juguete, diciéndole: “Abraza al nene”, “Mece al nene”, “dale de comer al nene”.

          Dale la oportunidad de unirse a ti cuando hagas la limpieza, por ejemplo, puedes darle un trapo para que te ayude en cualquier otra actividad que lo creas capaz.

          A medida que tu bebé crece y desarrolla más autonomía con estos ejercicios estimulantes, es conveniente aumentar progresivamente la dificultad de las actividades para que no pierda la motivación.



          2. Ejercicios de estimulación temprana para bebés de 1 a 2 años.

          Motor grueso. Ejercicio de equilibrio: Sostenga al niño por las axilas e inclínelo con suavidad hacia los lados, hacia atrás y adelante dejando que se enderece solo. Al comienzo sostenga al niño, cuando mejore su equilibrio puede ir soltándolo siempre prevenido por si se va a caer.

          Motor Fino. Facilítale a tu bebe hojas y colores donde pueda expresarse libremente

          Social. Texturas: Vista a su niño de una manera cómoda dejando libre sus manos para que pueda sentir distintas sensaciones, coloque frente a su bebe muñecos con diferentes texturas para que pueda tocarlos y reconozca las diferentes texturas. Esta actividad favorece la percepción.

          Lenguaje. Recita las partes del cuerpo: Juega con tu niño invitándolo a tocarse las partes del cuerpo mientras las vas recitando. Esta actividad favorece el proceso de identidad.

          Cognitivo. Cuando se esté peinando, cepillando, permita que el niño lo vea y copie esos patrones.
           

          3. Ejercicios de estimulación temprana para niños de 2 a 3 años:


          Motor Fino.

          Hora clasificar: Clasifica objetos con tu niño, puede ayudarte a ordenar la ropa colocando las medias en una montaña, camisas del otro lado o también puede ser organizando los juguetes en cajas. Esta actividad de estimulación o atención temprana ayuda a que el niño se concentre, preste atención a los detalles y se fije en el parecido y en la diferencia de las cosas.


          Luz roja, luz verde: En un extremo de la habitación, coloca en el suelo una cinta y en el otro extremo coloca otra cinta paralela a la primera. Despeja la habitación y coloca al niño detrás de una línea y dile que no se va a mover de ahí hasta que se lo digas, explícale que cuando digas “ verde” tiene que intentar llegar a la otra línea y traspasarla pero si dices “roja” debe detenerse. Comienza colocándote de espaldas y dile “verde” luego dile “rojo” y te volteas en seguida a ver si se detuvo. Sigue hasta que llegue a la línea final. Esta actividad ayudará a estimular la paciencia y el autocontrol.

          Lenguaje.

          Enséñale canciones para niños, busca canciones que le dejen un mensaje o le enseñen algo, como por ejemplo canciones que ayuden a aprender los números, colores, y otros. Este sencillo y divertido ejercicio te ayudará a la estimulación del lenguaje de tu hijo.

          Léele historias, cuentos infantiles cortos con ilustraciones, y otros; puedes hacer que pregunte sobre los dibujos, luego hazle preguntas sobre el cuento y si es posible que te narre la historia, también se pueden divertir dramatizando la historia.

          Social.


          Ayuda a que tu niño o niña entienda qué cosas son suyas y cuáles no debe tomar. También puedes enseñarle tareas sencillas como recoger sus juguetes.

          Enséñale a expresar sus sentimientos y describirlos, pregúntale constantemente cómo se siente.

          Incúlcale a ser limpio y enséñale a bajarse y subirse los pantalones para que pueda ir cómodamente al baño, recuerda vestirlo con ropa cómoda y fácil de usar.

          Visita aquí nuestra categoría: Gimnasia Cerebral para Niños y conoce nuestros demás artículos para fomentar el desarrollo de tu niño o niña.


          4. Ejercicios de estimulación temprana para niños de 3 a 4 años.

          Motor grueso.

          Hora de bailar: Coloca canciones que puedan bailar juntos y que la letra indiquen acciones, trata de coordinar los movimientos con las acciones que indica la canción, también pueden inventar nuevos movimientos y variar las canciones, si hay más niños puedes invitarlos a unirse.

          Semáforo:
          Indícale al niño que cuando le digas la palabra “verde” deberá colocarse de pie y saltar, cuando le digas “rojo” deberá sentarse en el piso y quedarse paralizado, cuando digas “amarillo” deberá correr hasta cierto punto y regresar, esta actividad lo ayudará a saltar, correr, pararse de repente y mantener su atención, también puedes ir agregar más colores y actividades a lo largo del ejercicio.


          Motor fino.

          Su propio cuento: Puedes ayudar al niño a crear su propia historia. Ayúdalo a recortar imágenes que él elija y pueden pegarlas en hojas de papel y armar sus propios libros de cuentos, es importante que sea el niño quien cree la historia.

          Rompecabezas: También puedes enseñarle a armar rompecabezas, puedes empezar con algunos sencillos de pocas piezas o recortar una imagen en forma de rompecabezas y pedirle que lo arme, luego puedes decirle que te cuente una historia relacionada con la imagen. Adicionalmente, fomentarás en tu niño o niña la atención a los detalles.

          Dibujando: Pide al niño que dibuje en una hoja de papel lo que él quiera y a medida que lo hace ve preguntándole qué hace, luego sin ordenarle qué dibujar o limitar su imaginación, dibujen juntos objetos específicos o personas, durante el tiempo que dibujan puedes hacerle preguntas como dónde va ubicada la nariz, la boca, los ojos, cómo los dibujaría, entre otros.


          Lenguaje.

          Enséñale los nombres de diferentes formas como el cuadrado, rectángulo y círculo; y enséñalo a reconocer cada uno por sus características y forma.

          Puedes inventar una actividad para clasificar objetos con el niño según tamaño, color, peso, figura, entre otros; mientras lo hacen pregúntale por qué clasifica los objetos de esa forma, si llega a equivocarse no lo corrijas inmediatamente, sino que a través de preguntas trata de persuadirlo para que se dé cuenta por sí solo. Adicionalmente, mientras realizan este ejercicio puedes explícale para que sirve cada objeto, como por ejemplo “el lápiz nos sirve para escribir”.

          Busca siempre hablar con el niño y responder de forma clara y sencilla sus preguntas, también pídele que te cuente de sus sentimientos y emociones.


          Social.

          Déjalo que empiece a escoger él mismo su ropa y enséñale cómo debe vestirse y desvestirse.

          También puedes decirle que te ayude con algunos oficios del hogar. Juntos pueden guardar los juguetes, doblar la ropa, entre otros.



          Apóyate en sus maestros de la escuela, si va al colegio, y pregúntales cómo es el desempeño del niño y sobre formas de ayudarlo a mejorar día a día.

          Estas actividades permiten adicionalmente, desarrollar la concentración y la atención a los detalles en tu niño(a). Si tú niña o niño se distrae rápidamente, quizás debas leer aquí nuestro artículo sobre el déficit de atención.



          Ejercicios de estimulación temprana para niños de 4 a 6 años


          Motor grueso.

          Invita a tu niño a quitarse los zapatos y a caminar en punta de pie y luego sobre sus talones, puedes alternar este ejercicio.

          Puedes dibujar una línea larga y derecha sobre el piso y pedirle que camine sobre ella sin salirse de la raya.

          Llévalo al parque y motívalo a que camine, corra, salte y haga uso de todo su cuerpo y continúa haciendo ejercicios para bailar y coordinar sus movimientos.


          Motor fino.


          Puedes jugar con él a hacer esculturas y figuras de arcilla, plastilina o masa de varios colores.

          Une semillas de varios tipos y tamaños y pídele que las separe con los dedos. También pueden seguir haciendo sus propios cuentos con recortes e imágenes y creando las historias.

          Invítalo a construir cosas con objetos que le entregues, como cubos y palitos, y que a medida que lo hace hazle preguntas que lo ayuden a pensar sobre lo que está haciendo, pídele que te vaya contando sobre lo que vaya haciendo.


          Lenguaje.

          Ayúdalo a diferenciar entre su lado derecho e izquierdo, a través de ejercicios con sus manos. Por ejemplo, cuando le digas “derecha” deberá mover su brazo derecho, cuando le digas “izquierda” deberá mover su brazo izquierdo, si le dices “arriba” deberá saltar hacia arriba, si le dices “abajo” deberá agacharse, también puedes ir agregando nuevos movimientos y combinarlos.

          Trata de incorporar los números en las actividades que realizan juntos, por ejemplo pueden contar sus zapatos cuando se cambia o sus juguetes. También puedes aprovechar esas actividades y hacerle adivinanzas sencillas relacionadas con objetos.

          No olvides dialogar con el niño e invitarlo a que él lo haga contigo, que te cuente cómo le va en la escuela, sobre sus profesores, sus amigos, qué tal su día, etc.


          Social.


          Enséñale a decir su nombre completo y apellidos, el nombre de sus padres, edad. Esto fomentará la estimulación del lenguaje del niño.

          Procura que tu hijo se relacione con otros niños, que juegue y se divierta con ellos, que inventen su propia forma de recrearse y divertirse.





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